y abriendo los ojos me he dicho:
tiene que ser un buen
día
Me iba poniendo la
ropa
pero al mismo tiempo
arrancaba otras
vestiduras
Lo primero que retiré
de mí
fueron todos los temores,
aunque eran muchos
y alguno pude
olvidarme
Luego fue la
desesperanza,
el cansancio y el
resentimiento,
y así poco a poco,
todo lo cruel, feo y
negro
Ahora no tengo espejo
en que mirarme,
los que habéis de
decirme
si puedo empezar de
nuevo
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