Dicen que hemos perdido la capacidad para indignarnos. Seguramente es cierto, pero yo miro hacia atrás y si bien es verdad que abundaba la gente guerrera y aguerrida, también lo es que masas ingentes de personas impersonales, pululaban por mundos inciertos y temerosos, sin dejar de callar, sin atreverse a protestar e incluso recriminando a quieres se atrevían a tal cosa.
Ciertamente es difícil rebelarse cuando uno vive con cierta comodidad, cuando se tiene la ilusión (absurda) de que es libre, que elige su/s camino/s.
Porque la semilla de la rebeldía necesita su propio caldo de cultivo. Durante un tiempo coexistía una minoría dispuesta a dar hasta su vida por la causa de la libertad (a veces por pura utopía, otras, por unos minutos de gloria); con una gran y silenciosa mayoría jugando a ser laborioso y eficaz hormiguero en busca de su propio “sueño americano”
¿Dónde está entonces ese caldo de cultivo?, ¿es necesario una educación liberal?, ¿una genética adecuada?, ¿la lectura de unos libros concretos?, ¿saber utilizar el libre albedrío?
Tal vez es la suma de todo eso y más. Esa minoría que parecía combativa (era) fue durante un tiempo, creciendo como una marea…que lejos de abarcar todo lo soñado, se convirtió al menos en parte, en un gran tsunami que lo arrasó todo …¿o no?
La historia es un péndulo que oscila continuamente, sin que veamos que cada generación considera que la suya es una época especial y diferente
Todos conocernos ya más o menos de donde y de quien proceden los males del capitalismo feroz, confiamos en que algo cambie…¿y?...¿no es acaso cierto que cualquier tipo de movimiento ciudadano que se proclame como tal, provoca cuando menos un poso de desconfianza y prevención, cuando no de indiferencia?
¡Escuchadme ciudadanos1 es el título de un libro de poemas de Evgueni Evtushenko y tal vez alguien tenga la fuerza suficiente como para adoptarlo de lema y prenda esa mecha del inconformismo, aunque de cualquier forma, no es época de líderes y sí de seguridad en uno mismo y en sus congéneres
Si alguien encuentra una puerta abierta a la posibilidad de cambio…que pase la voz…porque indignarse no es suficiente.
Anoche encontré en mi cuaderno de caminar, estos apuntes ya olvidados. Es curioso como mi pregunta muda y dubitativa, encontró respuesta en un clamor popular que parecía ser imposible. Al fin parece que nos sacudimos la desidia y este clamor puede significar un antes y un después. Los medios de comunicación solo nos dan información de juventud violenta, vaga y sin principios…a ver si se atreven a valorar la que nos dice que no dudemos más de la esperanza