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viernes, 21 de noviembre de 2014

Juan Manuel Paz..( mi primo)...

Hola amig@s visitantes de esta tierra...esta es la primera vez...que hago referencia a mi primo..JUAN MANUEL PAZ MIRAZ ...tengo un@s cuant@s prim@s...pero este es especial desde hace casi dos años.... iniciando un intercambio epistolar...y conversaciones telefonicas....cambiando impresiones acerca de lo humano y lo divino...aunque de un tiempo a esta parte...en los ultimos meses....obviando dos encuentros recientes ..en nuestro Ferrol (que nos vio nacer) y en Madrid...donde residio (y reside) gran parte de su vida...respectivamente...algunos mails esporadicos....compartiendo algun enlace de musica y literatura...habiamos dejado el contacto continuado semanal..sabado a sabado...escritos por mails...charlas...etc....el sigue con su hermosa tarea casi rematada de la historia de nuestra familia ferrolana...en su libro de titulo "EL RIO DE MI VIDA"...y ya tengo algunos capitulos ...que tiene a bien y poner a mi consideracion...que no hace falta...pues ni soy critico de nada...no soy escritor..y porque  cada vez lo hace mejor...sus asistencias al taller de escritura dan sus frutos.....y a las pruebas me remito...concretamente en su ultimo escrito ...y que forma parte de ese bello proyecto...que tuvo a bien mostrarme...y que me gustaria compartirlo...y plantarlo en esta tierra de nadie...pues es un lujo tenerlo en este blog....un saludo de kero...gracias...

NADA PASÓ PARA MÍ SIN SENTIDO, SÓLO LA MUERTE…
HOMENAJE A MIS DIFUNTOS
Juan Manuel Paz

Desde mi ventana veo esta ciudad insomne y pienso en lo que perdí y gané a lo largo de la vida. Pienso que nada pasó para mí sin sentido, sólo la muerte de mis seres queridos. No me parecía justa la separación infinita de aquellos que se marcharon en un viaje sin retorno al más allá, de donde un día hemos llegado sin explicación racional todavía.
Frente a la muerte de mi abuela Manola, en aquel primer momento, aún de cuerpo presente sobre su cama de matrimonio, desaparecí cobardemente de ese cuadro, no podía soportar el llanto de mis tías, y me fui al cine para alejarme de aquel golpe. Recuerdo que la película en cartel era “La Hija de Ryan”: Rosy Ryan (Sarah Miles) es la hija del tabernero de una pequeña población en la costa de Irlanda, durante la Primera guerra mundial. El país está ocupado por el ejército británico; la población y la resistencia irlandesa aprovechan cualquier ocasión para luchar contra los ocupantes.
Como Madame Bovary, Rosy es una chica romántica que anhela un amor apasionado y ser una joven fina y educada y, por lo tanto, no se encuentra a gusto en el pueblo estrecho que no resuelve sus nacientes necesidades. La única persona que ella considera de un nivel social adecuado es el maestro de escuela, Charles Shaughnessy (Robert Mitchum), un hombre corriente, viudo, que tiene unos cuantos años más que ella. Rosy cree estar enamorada del maestro y ambos acaban casándose.
Sin embargo, cuando llega al pueblo un joven militar británico herido en el frente y con traumas de guerra, el mayor Randolph Doryan (Cristopher Jones) , Rosy se da cuenta de lo que es estar realmente enamorada.
El trasfondo de la agreste y bella costa irlandesa (muy parecida a mis Rías Altas) con sus espectaculares borrascas y sus acantilados impresionantes en la península de Dingle, junto con las actuaciones del cura y el tonto del pueblo, resultó para mí una película inolvidable.
Pienso muchas veces que mi vida es como una película, con un guión escrito por un ser omnisciente en tercera persona, un ojo que todo lo ve, que todo lo sabe, incluso conoce los sentimientos de todos los personajes antes de que sucedan los acontecimientos. Película en la que a veces yo soy un actor secundario o principal, depende de muchas circunstancias ajenas a mi voluntad, y en la cual puedo sufrir daños colaterales, como puedo ser un sólo ejemplo: la muerte de mi abuela Manola. Ella fue la protagonista, pero yo lloraba por mí, por aquel daño colateral como actor secundario, que sufrí por el golpe de su muerte. Igual al daño colateral que sufrió Charles (Robert Mitchum) con la aparición de Randolph en los sentimientos de Rosy. Algo inevitablemente significativo de pérdida para unos y ganancia para otros. Un reparto aleatorio de la suerte humana, pero racionalmente injusto en nuestra escala de virtudes cristianas, en las que ya no creo: que se premia a los buenos y se castiga a los malos.
Las pocas veces que asumí mi libertad humana para actuar como actor principal, con aquella ilusión inicial propia de hacer planes por mí mismo, como protagonista y guionista de mí destino, y a veces a pesar de conseguirlos con éxito, siempre llegaba ese momento del vacío de un desenlace incierto, no previsto en mí proyecto: la segura muerte.
Por supuesto, que en los momentos de reflexión sobre mi pasado, reconozco dónde el camino de mi vida tuvo su gayada, dónde consciente o insensato elegí mi destino fatal o feliz, y decidí ser actor secundario o protagonista. Pero en esas reflexiones no pierdo mucho tiempo, imaginando cuan distinta sería la felicidad o amargura alcanzada transitando por un camino que pudo haber sido y no fue. Sería otra película, pero en el fondo la psicología de mi personaje no habría cambiado mucho, con el carácter se nace, y su dominio genético sin duda estaría igual en el nuevo guión, en esa nueva escena de mi yo actor.

La recomendación universitaria que figura en mi libro de calificaciones fue: “Periodismo”, a pesar de ser un alumno de ciencias, era la decisión que ya había tomado un chico de catorce años, y que obligatoriamente tuvo que elegir un camino en la gayada de su vida profesional futura. Aquel profesor de literatura, yerno de Fernando Lázaro Carreter, supo ver en mis cualidades a un posible periodista de investigación, estructurador y sistemático según él, que tal vez hubiera podido alcanzar otros sentimientos profundos en mi vida. Pero ahora, estoy seguro que nada nuevo pasaría en esa otra vida para mí sin sentido, como la muerte de un familiar. Quizá peor hubiera sido, melancólicamente desde mi ventana, ver escaparse un personaje que nunca nació realmente.








"Vive tu memoria y asombro" JK

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