"Sé obediente. Estudia, trabaja, cásate, ten hijos, hipotécate, mira la tele, compra muchas cosas. Y sobre todo, no cuestiones jamás lo que te han dicho que tienes que hacer" (PeterJoseph)
No
hay nadie a quien culpar. Pero lo cierto es que desde el día
en que nacemos se nos adoctrina para que nos convirtamos en empleados sumisos y
consumidores voraces, perpetuando el funcionamiento insostenible del sistema.
Así
es como, al entrar en la edad adulta, seguimos la ancha avenida por la que transita
la mayoría
olvidándonos
por completo de seguirnos a nosotros mismos, a nuestra voz interior. Por el
camino nos desconectamos de nuestra verdadera esencia -de nuestros valores y
principios más
profundos- construyendo una personalidad adaptada a lo que nuestro entorno más
cercano espera de nosotros.
Si
bien la sociedad y la tradición
ejercen una poderosa influencia sobre cada uno de nosotros, en última
instancia somos libres para tomar decisiones con las que construir nuestro
propio sendero. Es una simple cuestión de asumir nuestra
parte de responsabilidad. Sin embargo, tomar las riendas de nuestra existencia
nos confronta con nuestro miedo a la libertad. Prueba de ello es que tendemos a
ridiculizar procesos y herramientas -como el autoconocimiento y el desarrollo
personal- orientados a cambiar nuestra mentalidad.
No cabe duda de que la
vida está
estructurada de forma que estemos demasiado ocupados para poder pensar. La otra
paradoja de una vida de “libertades”
es la poca capacidad de elección
real que poseemos
La referencia a la
confrontación
entre ser nosotros mismos y el miedo a la libertad que nos atenaza, me ha
recordado como no a Erich Fromm y su obra. El miedo a la libertad es precisamente
uno de sus mejores libros, y uno de los míos de cabecera durante
años.
A veces lo abría
de forma aleatoria y leía
en cualquier parte, siempre me valía. Ahora me doy cuenta
de que ni siquiera recuerdo en que estantería está.
El ritmo de vida hacen que pongas la marcha automática
y sigas adelante…¿camino a dónde?
Reconozco que he
perdido la práctica
de cuestionar, me pregunto cuanta gente se libra de estas ataduras y forma
parte de un sistema que no nos gusta pero en el que estamos totalmente
integrados. Ahora viene aquello de tirar la primera piedra
Pero tal vez no esté
todo perdido, hay una juventud con ganas de SER. Unas nuevas corrientes de cambio.
Y tal vez quizás,
todos tenemos un reto por delante
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