Esta
mañana, tras el segundo café, sin haber mirado al exterior, en un momento dado,
me acerqué a la ventana atraída…no puedo decir por una luz, más bien por la
grisura de un día invernal…y recibí el regalo del día, inesperado, especial,
hermoso
La calle desierta ante una fina capa de copos blancos. Caían
completamente inclinados, nada de verticales. Tal vez alguna partícula de luz
chocara con algunos pues parecían despedir pequeñas chispas luminosas
El momento era mágico, me acerqué más al cristal para sentir el frío
exterior…pero algo muy cálido se coló dentro de mí
La nieve arreció, ya parecía una tela de araña formando caprichosos
arabescos. Por unos segundos, parecía una cortina o una cascada…que se yo…la
emoción, me hacía sentir elevada por encima del mundo. El verde del césped, se
iba cubriendo de motitas blancas; cada vez más oculto, más temeroso
Me quedé allí unos momentos…no sé cuantos…puede que solo unos segundos,
o tal vez una vida entera….cuando me di cuenta, ya era aguanieve lo que caía. Y
en otros pocos minutos el manto blanco había desparecido…como si tan solo hubiera sido
un sueño… ¿o tal vez lo fue?
No hay comentarios:
Publicar un comentario