A veces…creo que estoy caminando por un estrecho sendero bordeado de alambre de espino
Me siento fuerte y me creo capaz de seguir siempre adelante sorteando obstáculos y peligros, pero he aquí que a veces me descuido y en mi avance, el alambre se ceba en mi carne y me va dejando cruentas cicatrices en toda mi geografía. Jirones de carne van quedando soldados a las púas.
Curiosamente, hay momentos que esa carne se regenera asombrosamente, pero otros…las cicatrices van dejando surcos que parecen no tener fin.
A veces…el dolor me da una tregua…y entonces…sueño despierta con caminar por una vereda rebosante de flores y arbustos olorosos. Soy feliz y hago planes sin caer en la cuenta de que sigo caminando entre alambres de espino…
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