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miércoles, 27 de agosto de 2014

LA NOCHE NO TIENE PAREDES...

LA INTRANQUILIDAD DEL DEBER CUMPLIDO
Dichoso aquel que una mañana
de repente
se aparta del camino que anduvo cada día
durante muchos años hasta el inapelable
distrito del deber.

¿Qué lo hizo abdicar:
la misma inoperancia de la inercia,
el tedio repetido como una despiadada
devastación, la enmohecida
distancia entre los majaderos y sus cárceles?
¿Eligió sin querer lo menos
predecible, es decir, lo más justo?

Dichoso aquel que un día desanduvo la vida
hasta alcanzar la paz de lo no aconsejable. 

(J.M. CABALLERO BONALD)


PÉRDIDA DE TIEMPO
En la palabra tiempo anida
una gran ave blanca, una consecutiva
privación de pretéritos
y ciertos excedentes de la fugacidad.

En la palabra tiempo se intercalan
otras palabras de su misma estirpe:
el lento mar perpetuo y su inconmensurable
usura, el azar siempre errático
y el sideral boquete de la luz.

La única estrategia que puede más que el tiempo
es conseguir perderlo impunemente. 



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