
Yo
que amo la naturaleza recuerdo aquel amanecer que de forma inusual desperté a
tu lado
En
el atardecer me había despojado de todos los disfraces habituales para quedar
desnuda ante la verdad, la tuya, la nuestra
No
recuerdo esa noche, sino la aurora cálida que nos depararon las horas
transcurridas. Ahí estaba la naturaleza viva
Me
incorporé y te miré. Estabas boca abajo. Sentí la llamada del bosque, de la
selva, de lo primitivo
Intenté
subir esos montículos con unos dedos tensos que te hicieron girar entre sueños.
Desapareció el monte para que pudiera enredar en la maleza un tanto escasa.
Girando las manos para que avanzaran como las agujas del reloj
Y el
tiempo trascurría en esa horas que nos habían sido regaladas

El
mapa de tu cuerpo me ofrecía libre su orografía. La recorrí con toda la ternura
y todo el amor de una verdad relativa y puede que inconstante
Cruce
de valles, colinas y llegada a un río insaciable. Locura, tensión, realidad
onírica, o tan solo ofrenda de amor
Este
es el día de un hombre normal, un hombre que tiene derecho a su momento de
gloria
Y
esta es SU-MI verdad, se puede ver en
mis ojos
No hay comentarios:
Publicar un comentario