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lunes, 25 de febrero de 2013

De todas las...

..hablas locales que he tenido ocasión de consultar ninguna como el ferrolano me ha parecido tan rica, tan expresiva y tan arraigada en el seno de una comunidad. A través de nuestra habla local se podría estudiar la evolución de nuestra sociedad a los largo del siglo y, seguramente, buena parte de su historia. Si bien actualmente nuestra habla local se practica ocasionalmente y con palabras muy marcadas (conacho), hubo un tiempo en que fue muy popular y cualquier ferrolano podía ser reconocido en cualquier lugar de España por su forma de expresarse. Desde 1900 hasta 1975-80, podríamos decir que gozó de buena salud, a partir de esa fecha entró en un pronunciado declive, del que no debemos lamentarnos, tan solo constatar los profundos cambios que ha sufrido nuestra ciudad en todos los sentidos. A partir de esa fecha Ferrol se identifica con Galicia como no lo había hecho nunca: el gallego y el castellano se miran, quizá por primera vez en su historia, de frente, como idiomas iguales en una sociedad bilingüe. Hasta la fecha esto no había sido posible.



Como consecuencia de esto las palabras gallegas y castellanizadas en nuestra habla local se devuelven al gallego con todo el merecimiento (esmagar, colo, pola o silvera, por ejemplo) y dejan de navegar entre dos aguas. Por otra parte las palabras que procedentes del inglés, habían caracterizado tan fuertemente nuestra habla dejan de decirse al perderse el mundo al que se referían (chepa, brus o fli, por ejemplo) y al recnocer que en casellano sonaban mejor (policía municipal, cepillo, insecticida). Asimismo los tiempos han cambiado, Ferrol se ha modernizado, para bien y para mal, y las costumbres han cambiado, ya no se juega en las calles y muchas de nuestras palabras tenían como referencia estos juegos (tulé, virolusa, gabear, por ejemplo); la palabra "mota" , con la que se designaba a los diez céntimos, hace tiempo que ha pasado a mejor vida y "hacer la mica" ha dejado de estar penalizado hace ya mucho tiempo. Todo está sometido a la mudanza del tiempo por no hacer mudanza en su costumbre, según el conocido verso de Quevedo; no iba a ser menos "el ferrolano". (GF)

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