Pero esto parece demasiado
global, y a mi me gustaría matizar algunos detalles. Recientemente, alguien que
pertenece al grupo de los que se mantienen siempre juntos, me comentaba que a
pesar de los problemas y los choques, el afecto perdura por encima de todo
simplemente porque has encontrado a la persona adecuada (¿sólo puede haber una persona adecuada en la vida?)
Vale, de acuerdo, eso tiene mucho
valor, pero lo contrario no tiene que ser precisamente un fracaso. Puede que lo
sea cuando se entra y sale continuamente en relaciones poco gratificantes, que
se repiten como gotas de agua, que en vez de aportarte alegría te producen
pena, que te dejan el alma seca y la ilusión hecha trizas
Pero cuando se tienen relaciones
enriquecedoras, de buena convivencia…que en un momento dado se acaban…y tras el
dolor inicial porque los cambios asustan un poco y siempre da pena de que algo
bueno se acabe (incluso un atractivo viaje o una comida especial); si la vida
sigue con buenas perspectivas, la persona madura puede estar preparada tanto para una nueva
relación, como para la convivencia consigo misma que también puede ser muy
gratificante

Incluso creo que ese camino que
hay que intentar disfrutar, se convierte en un aprendizaje, a veces doloroso
sí, pero lleno de promesas. Aprender para seguir viviendo, amando. Para
valorarse a uno mismo y no resignarse a lo que se pueda salvar
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