
Y así de ese modo los viví realmente. Tan solo una cosa los
unía a todos. El viaje era en solitario. Y ahora que los años (y las
realidades), han adormecido mi fantasía y ausentándome de las alegorías
Aunque realmente mientras escribo, las sensaciones son
reales, y en esos términos, de alguna
manera los continúo “viviendo”
Pero tengo que decirte que hay viajes que los tiene que
hacer uno solo inevitablemente, y si bien es cierto que lo pasaríamos bien en
compañía en alguno de los que cuento…lo malo es que coincidiéramos en otros que
me callo porque el horror no se comparte con los amigos.
Mis viajes astrales suelen traerme paz, por el aislamiento
que me producen, y también porque el mundo está poblado de seres maravillosos
que me ayudan a veces, incluso a encontrar respuestas. De hecho, estoy
convencida que tu y yo, hemos coincidido alguna vez en un sueño común, solo que
éramos muy pequeñas y todavía teníamos los ojos abiertos y asombrados a un
mundo que pensábamos que era tan fácil de modelar como los castillos de arena
en la playa, y tal vez fuera así, lo que pasa es que lo hicimos demasiado cerca
de la orilla y la marea terminó con nuestros…esfuerzos…y además nos llevó en
direcciones contrarias…
No quiero, no puedo ponerme triste, cuando regreso de
contemplar cosas terribles y llego repleta de miedo y rabia, tengo que ponerme
en vena una buena dosis de amnesia, para que la llegada a casa no sea la
última.

Le digo a tod@s l@s amig@s que busquen en el fondo de su generoso
corazón, y veréis como sí, en algún momento os llegará una brisa, el pinchazo
de un cristal, el sonido de un intenso silencio…que se yo…en ese momento, os
daréis cuenta de que nuestros caminos ya se habían cruzado.
Y sobre todo os mando toneladas de cariño, antes de que se
desparramen y se pierdan por una carretera secundaria, tras un choque de
mi…digamos alma…contra la realidad…
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