Lluvia ácida y
pertinaz. Lluvia que corre por mi cuerpo…por su interior. La estela de su
recorrido deja una cicatriz descomunal.
¿Por qué hay
que vivir? ¿Por qué resignarse a ver tanta pena? La lluvia sale al exterior en forma
de lágrimas que surcan unas envejecidas mejillas que ya por siempre quedan
tatuadas en sangre.
Tal vez una
magia basada en la fuerza, en el alcohol, en las ausencias y presencias que se engañan y superponen, en
el amor que fructifica en desengaños y frustración, en la venganza, en el
perdón, en el puro instinto de existir, en el amor desinteresado…
LA VIDA
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