¡Uff, vaya día!
Después de un ayer reciente en que estaba blandita como un pan recién hecho, con lágrima pronta y ojitos extraviados, hoy me levante guerrera y dispuesta así sin más, a enfrentarme un nuevo día a la vida sin tomarla en absoluto en serio.
Prometo que hasta me puse en la cara crema con color, que le birle a mi hija; y las ojeras parecía que habían emigrado, de tal forma que sonreí en el espejo a aquella cara bobalicona dispuesta a todo
¡Ah!, antes claro me había duchado, ritual que para mí es importante por muchos motivos (pero esa es otra historia). Cuando estaba frotando con energía…las orejas (lo juro), un gato abrió la puerta y se asomó a la bañera. No me había dado cuenta de la intrusión y di unos traspiés; me agarré a la cortina, resbalé, se soltaron todos los ganchos y me fui deslizando hasta quedar sentada en una posición poco elegante. ..mejor lo dejamos así…
Más tarde me fui a comprar a toda prisa pensando en el montón de cosas que tenía que hacer, ¡dichosas prisas! Bueno pues la tarea bien, tiempo razonable, no compras inadecuadas, regreso marcando paso…
¿Alguien ha salido de su casa alguna vez sin llaves?...si, alguna cara de circunstancias veo…pues allí se quedó mi pobre carro a la puerta de mi vivienda cerrada a cal y canto. En la calle busqué el número de un cerrajero, luego pedí papel y boli para anotarlo, corriendo al cajero a por pelas para arreglar el desastre mientras llamaba por teléfono (¡bendito móvil!)
Prometo que el problema estuvo resuelto antes de irme a trabajar, eso sí, sin tiempo para comer (voy a obviar lo de las pelas). Sonó el teléfono y corrí hacia él con tan mala fortuna que enrede el pie en el cable y salió volando por los aires. Mi alma guerrera se puso en marcha y lo paré al vuelo…con mi nariz, antes de que llegara a mis manos. Me senté en la cama a tomar aliento y esperar a ver si sonaba otra vez como así sucedió. Lo tomé con fuerza pensando en mi madre, el curro… ¡diga!...brrrr…una locución que anunciaba no se qué de un apartamento.
Acabo de borrar algunas palabras malsonantes que creo no venían a cuento. Me tranquilicé, me mire en el espejo…y allí estaban aquellas jodías ojeras, mientras que mi estatura parecía haberse reducido unos cuantos centímetros
Salí para el trabajo…pues bien…quiero decir… en lo que quedaba de día…en fin…bueno, mejor no os lo cuento
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